Descubre las distintas técnicas para elaborar jabones: ¡la diferencia está en los métodos!

Proceso en frío (saponificación):

Los jabones AYUMI se elaboran mediante este método tradicional y sencillo. La mezcla de ingredientes se endurece lentamente a temperaturas bajas, conservando así los ingredientes hidratantes y tratamientos con aceites y grasas. Al no requerir calentamiento, se preserva la glicerina, un hidratante natural que mantiene la piel suave e hidratada al limpiar, siendo ideal para pieles secas, sensibles e incluso para niños. Aunque este proceso tarda entre 1 a 2 meses para fabricar un jabón, no es adecuado para una producción en gran escala.

En AYUMI, creamos nuestros jabones con esmero y dedicación.

 

Proceso en caliente (saponificación):

En este método, se mezclan los ingredientes y se calientan para saponificarlos. A diferencia del proceso en frío, el jabón se endurece rápidamente en unas pocas horas o días, lo que permite una producción más rápida y eficiente. Sin embargo, los ingredientes sensibles al calor, como la glicerina, se ven afectados al ser expuestos a altas temperaturas (100 grados Celsius o más) durante un periodo prolongado.

 

Proceso continuo:

Este método de fabricación de jabón permite producir una gran cantidad de producto en poco tiempo, siendo utilizado por la mayoría de los fabricantes en el mercado. En este método, la grasa se divide en ácidos grasos y glicerina, y los ácidos grasos se mezclan con soda cáustica para crear el jabón (sin contener glicerina).

Este proceso es rápido, solo requiere de 3-4 horas, lo que permite una producción a gran escala. Sin embargo, al no contener glicerina, el jabón elaborado limpia la piel en profundidad pero no la protege de la misma manera. Por esta razón, algunos fabricantes añaden glicerina u otros aditivos químicos como conservantes, secuestrantes de metales, antioxidantes, agentes espumantes, colorantes y fragancias para hacerlos más atractivos comercialmente.